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El gluten es un tipo de proteína presente en los cereales, y más concretamente en la harina de los mismos. No todos los cereales contienen la misma cantidad de gluten: el trigo, por ejemplo, es el más común y el que presenta un mayor porcentaje, aunque también aparece en la cebada, la avena o el centeno.

El hecho de que encontremos trazas de esta proteína en infinidad de alimentos y productos industriales es una de las razones por las que es tan difícil detectar la celiaquía entre los niños, sobre todo si comen fuera de casa, por ejemplo, en el comedor del ‘cole’; las otras serían la irregulaidad de los síntomas, que en ocasiones aparecen unas veces sí y unas veces no, confundiendo por completo a los papás y mamás con un niño celíaco en casa, o el hecho de que la enfermedad sea de carácter latente, es decir: puede aparecer de repente, incluso después de haber estado comiendo alimentos con gluten durante muchos años.

La mayoría de niños con esta intolerancia hoy en día no reciben un diagnóstico hasta los nueve años, a pesar de que los primeros síntomas se pueden presentar mucho antes. Aquí te explicábamos diez de los síntomas más comunes de la intolerancia al gluten entre los más ‘peques’, aunque algunos, como la falta de apetito, el estreñimiento o el dolor de tripa (uno de los más difíciles de detectar en los niños, ya que la gran mayoría encuentra muy difícil definir el origen del dolor), son tan vagos que pueden pasar desapercibidos durante años para los padres y para los propios médicos.

Entre las muchas investigaciones en este campo, una de las más curiosas, y que puede resultar práctica para los padres que empiezan a tener dudas acerca de si su hijo muestra o no intolerancia a esta proteína, es la que presentaba en 2010 un equipo de investigadores del Hospital Universitario Odense de Dinamarca, publicado a través de la revista ‘Pediatrics’, y con el que redujeron a cinco preguntas la posibilidad de elaborar un primer pre-diagnóstico en casa, en un caso de celiaquía infantil.

Fuente: Hola.com